¡MUJER, NO DEBES AVERGONZARTE, ACUDE AL MÉDICO!
* Es necesario desmitificar las infecciones vaginales porque transmitidas o no, por vía sexual, deben atenderse de inmediato desde los primeros síntomas o molestias.
* Las de tipo bacteriana, candidiasis y triconomiasis urogenital, las de mayor incidencia.
* Es necesario desmitificar las infecciones vaginales porque transmitidas o no, por vía sexual, deben atenderse de inmediato desde los primeros síntomas o molestias.
* Las de tipo bacteriana, candidiasis y triconomiasis urogenital, las de mayor incidencia.
La falta de tratamiento puede ocasionar esterilidad o infertilidad. Las infecciones vaginales, sobre todo de tipo bacteriana, candidiasis y triconomiasis urogenital, son comunes en las mujeres y, de no atenderse a tiempo y en forma adecuada, pueden producir molestias físicas desagradables e incluso tener consecuencias serias en la salud reproductiva y durante el embarazo. 
La doctora Elizabeth Dávila Chávez, directora de Servicios de Salud del Instituto de Salud del Estado de México, estimó que 75% de las mujeres tiene al menos una infección vaginal durante su vida y hasta 50% presenta dos episodios o más, por lo que son una de las causas de mayor consulta al médico familiar o ginecólogo.
Afirmó que la infección cérvico-vaginal es un padecimiento común, del cual la mujer no debe avergonzarse, pero sí ocuparse en buscar tratamiento médico, eficaz e inmediato y no utilizar la automedicación. La infección vaginal se produce cuando el equilibrio natural de la vagina se altera dando lugar a un ambiente propicio para la proliferación excesiva de hongos, bacterias y parásitos. Este tipo de condición puede ser más frecuente durante el embarazo debido a los cambios químicos, así como en mujeres diabéticas, por aumento en la glucosa en las secreciones vaginales, que alimenta principalmente a las infecciones por hongos.
La doctora Elizabeth Dávila Chávez, directora de Servicios de Salud del Instituto de Salud del Estado de México, estimó que 75% de las mujeres tiene al menos una infección vaginal durante su vida y hasta 50% presenta dos episodios o más, por lo que son una de las causas de mayor consulta al médico familiar o ginecólogo.
Afirmó que la infección cérvico-vaginal es un padecimiento común, del cual la mujer no debe avergonzarse, pero sí ocuparse en buscar tratamiento médico, eficaz e inmediato y no utilizar la automedicación. La infección vaginal se produce cuando el equilibrio natural de la vagina se altera dando lugar a un ambiente propicio para la proliferación excesiva de hongos, bacterias y parásitos. Este tipo de condición puede ser más frecuente durante el embarazo debido a los cambios químicos, así como en mujeres diabéticas, por aumento en la glucosa en las secreciones vaginales, que alimenta principalmente a las infecciones por hongos.
Los síntomas frecuentes son flujo vaginal anormal, de color amarillo, verdoso, grisáceo, blanco espumoso o combinado cuando hay infección mixta; comezón, ardor, inflamación, mal olor y dolor al momento de tener relaciones sexuales u orinar.
En algunos casos el diagnóstico se dificulta porque gran parte de las mujeres no presenta síntomas o molestias, otras los consideran normales y conviven con la infección o les da vergüenza acudir con el médico porque, de manera equivocada, creen que el contagio ocurre únicamente por transmisión sexual.
Dávila Chávez, destacó que “es necesario desmitificar las infecciones vaginales porque transmitidas o no por vía sexual, deben atenderse inmediatamente desde los primeros síntomas o molestias”
Algunos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de contraer una infección vaginal incluyen: diabetes no controlada, embarazo, desórdenes endocrinos y de la tiroides, alergias, tratamientos con antibióticos, corticoesteroides, medicamentos contra el cáncer, estrés, mala nutrición, duchas vaginales, uso de ropa ajustada, de licra o nylon y con poca ventilación, así como químicos e irritantes como el detergente, enfatizó
Se recomienda usar ropa interior de algodón, cambiar las toallas higiénicas con frecuencia, utilizar ropa cómoda y amplia, productos de higiene femenina sin perfume y mantener una dieta saludable
Las infecciones frecuentes no tratadas o mal manejadas, pueden tener consecuencias serias durante el embarazo como: abortos, parto pre-término que resulta en bebés con bajo peso al nacimiento y ruptura prematura de membranas, enfermedad pélvica inflamatoria, infertilidad y/o esterilidad
En el caso de la vaginitis bacteriana, las mujeres infectadas también presentan tres veces más riesgo de desarrollar enfermedad pélvica bacteriana e infección del tracto genital superior, que involucra al útero y a las trompas de falopio, que es la mayor causa de infertilidad y/o esterilidad. También incrementa el riesgo de contraer infecciones pos-operatorias en cesáreas o histerectomías e infecciones urinarias recurrentes
Ante una situación de este tipo, la mujer debe acudir con un profesional de la salud para que evalúe los signos, síntomas y determine un tratamiento efectivo para curar la infección. Los tratamientos pueden ser orales, como comprimidos o tabletas, y locales, como cremas y óvulos, puntualizó.
ALERTAN AL SECTOR FEMENIL PARA PREVENIR
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¡MUJER, NO DEBES AVERGONZARTE, ACUDE AL MÉDICO!
* Es necesario desmitificar las infecciones vaginales porque transmitidas o no, por vía sexual, deben atenderse de inmediato desde los primeros síntomas o molestias.
* Las de tipo bacteriana, candidiasis y triconomiasis urogenital, las de mayor incidencia.
* Es necesario desmitificar las infecciones vaginales porque transmitidas o no, por vía sexual, deben atenderse de inmediato desde los primeros síntomas o molestias.
* Las de tipo bacteriana, candidiasis y triconomiasis urogenital, las de mayor incidencia.
La falta de tratamiento puede ocasionar esterilidad o infertilidad. Las infecciones vaginales, sobre todo de tipo bacteriana, candidiasis y triconomiasis urogenital, son comunes en las mujeres y, de no atenderse a tiempo y en forma adecuada, pueden producir molestias físicas desagradables e incluso tener consecuencias serias en la salud reproductiva y durante el embarazo.
La doctora Elizabeth Dávila Chávez, directora de Servicios de Salud del Instituto de Salud del Estado de México, estimó que 75% de las mujeres tiene al menos una infección vaginal durante su vida y hasta 50% presenta dos episodios o más, por lo que son una de las causas de mayor consulta al médico familiar o ginecólogo.
Afirmó que la infección cérvico-vaginal es un padecimiento común, del cual la mujer no debe avergonzarse, pero sí ocuparse en buscar tratamiento médico, eficaz e inmediato y no utilizar la automedicación. La infección vaginal se produce cuando el equilibrio natural de la vagina se altera dando lugar a un ambiente propicio para la proliferación excesiva de hongos, bacterias y parásitos. Este tipo de condición puede ser más frecuente durante el embarazo debido a los cambios químicos, así como en mujeres diabéticas, por aumento en la glucosa en las secreciones vaginales, que alimenta principalmente a las infecciones por hongos.
La doctora Elizabeth Dávila Chávez, directora de Servicios de Salud del Instituto de Salud del Estado de México, estimó que 75% de las mujeres tiene al menos una infección vaginal durante su vida y hasta 50% presenta dos episodios o más, por lo que son una de las causas de mayor consulta al médico familiar o ginecólogo.
Afirmó que la infección cérvico-vaginal es un padecimiento común, del cual la mujer no debe avergonzarse, pero sí ocuparse en buscar tratamiento médico, eficaz e inmediato y no utilizar la automedicación. La infección vaginal se produce cuando el equilibrio natural de la vagina se altera dando lugar a un ambiente propicio para la proliferación excesiva de hongos, bacterias y parásitos. Este tipo de condición puede ser más frecuente durante el embarazo debido a los cambios químicos, así como en mujeres diabéticas, por aumento en la glucosa en las secreciones vaginales, que alimenta principalmente a las infecciones por hongos.
Los síntomas frecuentes son flujo vaginal anormal, de color amarillo, verdoso, grisáceo, blanco espumoso o combinado cuando hay infección mixta; comezón, ardor, inflamación, mal olor y dolor al momento de tener relaciones sexuales u orinar.
En algunos casos el diagnóstico se dificulta porque gran parte de las mujeres no presenta síntomas o molestias, otras los consideran normales y conviven con la infección o les da vergüenza acudir con el médico porque, de manera equivocada, creen que el contagio ocurre únicamente por transmisión sexual.
Dávila Chávez, destacó que “es necesario desmitificar las infecciones vaginales porque transmitidas o no por vía sexual, deben atenderse inmediatamente desde los primeros síntomas o molestias”
Algunos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de contraer una infección vaginal incluyen: diabetes no controlada, embarazo, desórdenes endocrinos y de la tiroides, alergias, tratamientos con antibióticos, corticoesteroides, medicamentos contra el cáncer, estrés, mala nutrición, duchas vaginales, uso de ropa ajustada, de licra o nylon y con poca ventilación, así como químicos e irritantes como el detergente, enfatizó
Se recomienda usar ropa interior de algodón, cambiar las toallas higiénicas con frecuencia, utilizar ropa cómoda y amplia, productos de higiene femenina sin perfume y mantener una dieta saludable
Las infecciones frecuentes no tratadas o mal manejadas, pueden tener consecuencias serias durante el embarazo como: abortos, parto pre-término que resulta en bebés con bajo peso al nacimiento y ruptura prematura de membranas, enfermedad pélvica inflamatoria, infertilidad y/o esterilidad
En el caso de la vaginitis bacteriana, las mujeres infectadas también presentan tres veces más riesgo de desarrollar enfermedad pélvica bacteriana e infección del tracto genital superior, que involucra al útero y a las trompas de falopio, que es la mayor causa de infertilidad y/o esterilidad. También incrementa el riesgo de contraer infecciones pos-operatorias en cesáreas o histerectomías e infecciones urinarias recurrentes
Ante una situación de este tipo, la mujer debe acudir con un profesional de la salud para que evalúe los signos, síntomas y determine un tratamiento efectivo para curar la infección. Los tratamientos pueden ser orales, como comprimidos o tabletas, y locales, como cremas y óvulos, puntualizó.
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