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La guerra comercial en Norteamérica es un riesgo para su competitividad global: Edmundo Enciso
* Ante la tormenta arancelaria, México tiene grandes desafíos y necesita de estrategias conjuntas entre sector privado y gobierno para preservar su competitividad

Lino Calderón

La decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer aranceles a las mercancías de México y Canadá representa un golpe severo a la competitividad de la región en el escenario global, debido a que favorece a otros bloques comerciales que mantienen unidad y evolucionan bajo las reglas del libre comercio, mientras que la región se adentra en una espiral de costos elevados, inflación y desaceleración económica, afirma Edmundo Enciso Villarreal, presidente de las Comisiones de Nearshoring y Comercio Exterior de la Coparmex Ciudad de México y de Enlace Legislativo de la Asociación de Agentes Aduanales de Aduanas Metropolitanas (AAADAM).
Bajo el pretexto de una emergencia económica nacional, el gobierno estadounidense justifica la medida con base en la International Emergency Economic Powers Act (IEEPA), argumentando que México y Canadá han permitido la llegada de migrantes y fentanilo a su territorio, afectando su sistema económico. Sin embargo, la imposición de aranceles contradice el espíritu del TMEC, que garantiza un trato arancelario preferencial a los bienes originarios de los tres países y prohíbe la imposición de nuevos aranceles sin causa justificada.
Aunque el tratado contempla excepciones por razones de seguridad, afirma Enciso Villarreal, esta medida se inscribe en una estrategia proteccionista que, lejos de fortalecer la economía estadounidense, la debilita al encarecer los productos esenciales para su industria y su mercado interno.
El agente aduanal y experto en comercio internacional sostiene que las consecuencias de esta guerra comercial serán devastadoras para los tres países que conforman el bloque comercial de Norteamérica, porque para los Estados Unidos, los aranceles elevarán los precios de bienes intermedios y finales, generando una inflación que impactará el poder adquisitivo de los consumidores.
De igual forma, la producción se verá afectada al no contar con insumos esenciales a precios competitivos, y el comercio se desviará a otros países sin aranceles, dejando fuera a los productores estadounidenses del encadenamiento productivo con México y Canadá. Además, las represalias comerciales que pronto serían anunciadas por parte de México y Canadá, afectarán directamente a las empresas exportadoras de Estados Unidos, escalando el conflicto y deteriorando aún más el entorno económico.
Para México, el panorama es igualmente crítico porque resultará en la reducción de exportaciones, la disrupción de las cadenas de suministro, la salida de inversiones y la presión sobre el tipo de cambio, condiciones que configuran un escenario de incertidumbre y debilitamiento económico. Además, la pérdida de competitividad en la región tendrá un impacto directo en el empleo y en la estabilidad financiera del país, profundizando los efectos negativos en la recaudación y en la confianza de los inversionistas.
El conflicto no solo afectará a los tres países involucrados, afirma Enciso Villarreal, sino que debilitará a la región de Norteamérica como bloque comercial frente a otras regiones del mundo porque, mientras que Asia y Europa avanzan con estrategias de integración económica, Estados Unidos, México y Canadá corren el riesgo de perder su posición como uno de los mercados más dinámicos y competitivos del mundo.
Es decir, contrario a lo que inicialmente generó el presidente de los Estados Unidos en su anterior mandato con la declaración de guerra comercial contra China, hoy con esta medida impuesta por Donald Trump la desarticulación del comercio regional elevará los costos de producción, limitará el acceso a bienes esenciales y generará incertidumbre en los mercados financieros, impactando el crecimiento económico de toda la zona.
México y Canadá recurrirán a los mecanismos de solución de controversias del TMEC para revertir esta decisión, pero estos procesos suelen tomar años, lo que obligará a ambos países a tomar medidas de represalia para equilibrar la relación comercial. La imposición de aranceles a las importaciones estadounidenses tendrá un efecto contraproducente en la economía mexicana, generando una espiral de costos que afectará tanto a las empresas como a los consumidores.
Edmundo Enciso Villarral es muy enfático en decir que la eventual guerra comercial entre los socios de Norteamérica significará pérdidas para todos y podría desencadenar una recesión en la región.
Ante este escenario, el presidente de las Comisiones de Nearshoring y Comercio Exterior de la Coparmex Ciudad de México y de Enlace Legislativo de la Asociación de Agentes Aduanales de Aduanas Metropolitanas (AAADAM), dijo que es fundamental que las empresas mexicanas implementen estrategias para mitigar los efectos de esta medida, ajustando su modelo de negocio y diversificando mercados, mientras que el Gobierno de México debe actuar con firmeza para contener los daños y fortalecer la posición del país en el comercio internacional, en estrecha colaboración con el sector empresarial.
"México ha demostrado una capacidad inquebrantable para superar desafíos y adaptarse a entornos adversos en el pasado y hoy, más que nunca, se requiere unidad y determinación entre la iniciativa privada y el gobierno de México para preservar la estabilidad económica y la competitividad de la región porque la integración comercial de Norteamérica ha sido una de las claves de su éxito; desmantelarla solo beneficiará a aquellos que buscan debilitar su liderazgo global", finalizó el empresario.
Impactos negativos para la economía de Estados Unidos
La implementación de aranceles sobre bienes mexicanos y canadienses traerá consigo repercusiones adversas para la economía estadounidense, tales como:
• Aumento de costos de bienes importados desde México, lo que elevará los precios al consumidor.
• Inflación generalizada que reducirá el poder adquisitivo de los estadounidenses.
• Desviación de comercio hacia otros países sin aranceles, sin beneficios reales para la industria local.
• Posibles represalias comerciales por parte de México y Canadá, afectando a empresas exportadoras estadounidenses.
• Pérdida de competitividad de la región frente a otros bloques comerciales internacionales.
Consecuencias para México
Para México, la imposición de estos aranceles significará:
• Reducción de exportaciones y afectaciones a la cadena de suministro en Norteamérica.
• Disminución de inversiones y salida de empresas estadounidenses para evitar aranceles.
• Pérdida de empleos y disminución de recaudación fiscal.
• Mayor presión al tipo de cambio, con una posible devaluación del peso frente al dólar.
• Riesgo de recesión económica derivado de la incertidumbre comercial.

La guerra comercial en Norteamérica es un riesgo para su competitividad global: Edmundo Enciso

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La guerra comercial en Norteamérica es un riesgo para su competitividad global: Edmundo Enciso
* Ante la tormenta arancelaria, México tiene grandes desafíos y necesita de estrategias conjuntas entre sector privado y gobierno para preservar su competitividad

Lino Calderón

La decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer aranceles a las mercancías de México y Canadá representa un golpe severo a la competitividad de la región en el escenario global, debido a que favorece a otros bloques comerciales que mantienen unidad y evolucionan bajo las reglas del libre comercio, mientras que la región se adentra en una espiral de costos elevados, inflación y desaceleración económica, afirma Edmundo Enciso Villarreal, presidente de las Comisiones de Nearshoring y Comercio Exterior de la Coparmex Ciudad de México y de Enlace Legislativo de la Asociación de Agentes Aduanales de Aduanas Metropolitanas (AAADAM).
Bajo el pretexto de una emergencia económica nacional, el gobierno estadounidense justifica la medida con base en la International Emergency Economic Powers Act (IEEPA), argumentando que México y Canadá han permitido la llegada de migrantes y fentanilo a su territorio, afectando su sistema económico. Sin embargo, la imposición de aranceles contradice el espíritu del TMEC, que garantiza un trato arancelario preferencial a los bienes originarios de los tres países y prohíbe la imposición de nuevos aranceles sin causa justificada.
Aunque el tratado contempla excepciones por razones de seguridad, afirma Enciso Villarreal, esta medida se inscribe en una estrategia proteccionista que, lejos de fortalecer la economía estadounidense, la debilita al encarecer los productos esenciales para su industria y su mercado interno.
El agente aduanal y experto en comercio internacional sostiene que las consecuencias de esta guerra comercial serán devastadoras para los tres países que conforman el bloque comercial de Norteamérica, porque para los Estados Unidos, los aranceles elevarán los precios de bienes intermedios y finales, generando una inflación que impactará el poder adquisitivo de los consumidores.
De igual forma, la producción se verá afectada al no contar con insumos esenciales a precios competitivos, y el comercio se desviará a otros países sin aranceles, dejando fuera a los productores estadounidenses del encadenamiento productivo con México y Canadá. Además, las represalias comerciales que pronto serían anunciadas por parte de México y Canadá, afectarán directamente a las empresas exportadoras de Estados Unidos, escalando el conflicto y deteriorando aún más el entorno económico.
Para México, el panorama es igualmente crítico porque resultará en la reducción de exportaciones, la disrupción de las cadenas de suministro, la salida de inversiones y la presión sobre el tipo de cambio, condiciones que configuran un escenario de incertidumbre y debilitamiento económico. Además, la pérdida de competitividad en la región tendrá un impacto directo en el empleo y en la estabilidad financiera del país, profundizando los efectos negativos en la recaudación y en la confianza de los inversionistas.
El conflicto no solo afectará a los tres países involucrados, afirma Enciso Villarreal, sino que debilitará a la región de Norteamérica como bloque comercial frente a otras regiones del mundo porque, mientras que Asia y Europa avanzan con estrategias de integración económica, Estados Unidos, México y Canadá corren el riesgo de perder su posición como uno de los mercados más dinámicos y competitivos del mundo.
Es decir, contrario a lo que inicialmente generó el presidente de los Estados Unidos en su anterior mandato con la declaración de guerra comercial contra China, hoy con esta medida impuesta por Donald Trump la desarticulación del comercio regional elevará los costos de producción, limitará el acceso a bienes esenciales y generará incertidumbre en los mercados financieros, impactando el crecimiento económico de toda la zona.
México y Canadá recurrirán a los mecanismos de solución de controversias del TMEC para revertir esta decisión, pero estos procesos suelen tomar años, lo que obligará a ambos países a tomar medidas de represalia para equilibrar la relación comercial. La imposición de aranceles a las importaciones estadounidenses tendrá un efecto contraproducente en la economía mexicana, generando una espiral de costos que afectará tanto a las empresas como a los consumidores.
Edmundo Enciso Villarral es muy enfático en decir que la eventual guerra comercial entre los socios de Norteamérica significará pérdidas para todos y podría desencadenar una recesión en la región.
Ante este escenario, el presidente de las Comisiones de Nearshoring y Comercio Exterior de la Coparmex Ciudad de México y de Enlace Legislativo de la Asociación de Agentes Aduanales de Aduanas Metropolitanas (AAADAM), dijo que es fundamental que las empresas mexicanas implementen estrategias para mitigar los efectos de esta medida, ajustando su modelo de negocio y diversificando mercados, mientras que el Gobierno de México debe actuar con firmeza para contener los daños y fortalecer la posición del país en el comercio internacional, en estrecha colaboración con el sector empresarial.
"México ha demostrado una capacidad inquebrantable para superar desafíos y adaptarse a entornos adversos en el pasado y hoy, más que nunca, se requiere unidad y determinación entre la iniciativa privada y el gobierno de México para preservar la estabilidad económica y la competitividad de la región porque la integración comercial de Norteamérica ha sido una de las claves de su éxito; desmantelarla solo beneficiará a aquellos que buscan debilitar su liderazgo global", finalizó el empresario.
Impactos negativos para la economía de Estados Unidos
La implementación de aranceles sobre bienes mexicanos y canadienses traerá consigo repercusiones adversas para la economía estadounidense, tales como:
• Aumento de costos de bienes importados desde México, lo que elevará los precios al consumidor.
• Inflación generalizada que reducirá el poder adquisitivo de los estadounidenses.
• Desviación de comercio hacia otros países sin aranceles, sin beneficios reales para la industria local.
• Posibles represalias comerciales por parte de México y Canadá, afectando a empresas exportadoras estadounidenses.
• Pérdida de competitividad de la región frente a otros bloques comerciales internacionales.
Consecuencias para México
Para México, la imposición de estos aranceles significará:
• Reducción de exportaciones y afectaciones a la cadena de suministro en Norteamérica.
• Disminución de inversiones y salida de empresas estadounidenses para evitar aranceles.
• Pérdida de empleos y disminución de recaudación fiscal.
• Mayor presión al tipo de cambio, con una posible devaluación del peso frente al dólar.
• Riesgo de recesión económica derivado de la incertidumbre comercial.

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-Así lo destacó el juez de oralidad civil, Héctor Flores Reynoso, quien comentó que en el nuevo paradigma son las partes las que pueden construir la solución a su conflicto, lo que brinda eficiencia, certeza y celeridad.
-En los convenios de mediación, precisó, se pueden negociar en el convenio quitas, plazos, parcialidades, entrega de objetos en pago, salvo lo que trastoque el orden público y moral.

Lino Calderón 

Los convenios de mediación en el sistema de justicia que estipula el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares (CNPCyF) no tienen límites de negociación entre las partes, afirmó el juez Héctor Flores Reynoso, del Poder Judicial de la Ciudad de México (PJCDMX), encabezado por el magistrado Rafael Guerra Álvarez, al destacar que en el nuevo paradigma son estas las que pueden construir la solución a su conflicto, lo que brinda eficiencia, certeza y celeridad.
Enfatizó que el citado ordenamiento apuesta a que la solución de controversias no sólo descanse en la sentencia de los juzgadores, sino en la figura de la mediación, en cuyos convenios se puede negociar todo, salvo lo que trastoque el orden público y moral entre las partes.
Se puede negociar en el convenio, precisó el impartidor de justicia, quitas, plazos, parcialidades, entrega de objetos en pago, entre otros. "No hay límite para el convenio, más que no se trastoque el orden público y el orden moral; es lo único, y mientras no se salga uno de esos parámetros, todo lo que deseen pactar las partes es válido para solucionar una controversia", dijo el juez de oralidad civil.
Explicó que la mediación es el conjunto de herramientas y el ejercicio de acercamiento de las partes para que dialoguen y se escuchen de viva voz, ya no a través de los abogados ni de una sentencia escrita, la cual resultaba impersonal.
Insistió en que el nuevo modelo de justicia civil busca que sean las partes las que construyan su propia solución, ya que esto brinda eficiencia, certeza y celeridad, al ser estas las que mejor conocen la problemática y las que mejor pueden construirse a sí mismas una solución.
Flores Reynoso consideró que a las personas no les sirve de mucho una sentencia después de meses de pelear, lo que conlleva haber gastado una cantidad "importantísima de dinero", y cuya resolución impuesta por el juez a lo mejor no podrá ser cumplida por la parte que perdió.
Recordó que muchas veces las personas, por las condiciones económicas, abandonaban su asunto, lo que iba en contra del objetivo de lograr la solución de controversias, pero más allá de ello, que fuera de manera pronta.
La mediación, insistió el juez es "encontrarse en el medio del camino, en una negociación que implique un ganar-ganar que nos genere valor, que nos genere esa voluntad de que no me vi abusado, tampoco perdí demasiado, pero el problema ya está resuelto, ya no tenemos por qué seguir desgastándonos".
 

Sin Límite la negociación en los Convenios de mediación al amparo del CNPCyF

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-Así lo destacó el juez de oralidad civil, Héctor Flores Reynoso, quien comentó que en el nuevo paradigma son las partes las que pueden construir la solución a su conflicto, lo que brinda eficiencia, certeza y celeridad.
-En los convenios de mediación, precisó, se pueden negociar en el convenio quitas, plazos, parcialidades, entrega de objetos en pago, salvo lo que trastoque el orden público y moral.

Lino Calderón 

Los convenios de mediación en el sistema de justicia que estipula el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares (CNPCyF) no tienen límites de negociación entre las partes, afirmó el juez Héctor Flores Reynoso, del Poder Judicial de la Ciudad de México (PJCDMX), encabezado por el magistrado Rafael Guerra Álvarez, al destacar que en el nuevo paradigma son estas las que pueden construir la solución a su conflicto, lo que brinda eficiencia, certeza y celeridad.
Enfatizó que el citado ordenamiento apuesta a que la solución de controversias no sólo descanse en la sentencia de los juzgadores, sino en la figura de la mediación, en cuyos convenios se puede negociar todo, salvo lo que trastoque el orden público y moral entre las partes.
Se puede negociar en el convenio, precisó el impartidor de justicia, quitas, plazos, parcialidades, entrega de objetos en pago, entre otros. "No hay límite para el convenio, más que no se trastoque el orden público y el orden moral; es lo único, y mientras no se salga uno de esos parámetros, todo lo que deseen pactar las partes es válido para solucionar una controversia", dijo el juez de oralidad civil.
Explicó que la mediación es el conjunto de herramientas y el ejercicio de acercamiento de las partes para que dialoguen y se escuchen de viva voz, ya no a través de los abogados ni de una sentencia escrita, la cual resultaba impersonal.
Insistió en que el nuevo modelo de justicia civil busca que sean las partes las que construyan su propia solución, ya que esto brinda eficiencia, certeza y celeridad, al ser estas las que mejor conocen la problemática y las que mejor pueden construirse a sí mismas una solución.
Flores Reynoso consideró que a las personas no les sirve de mucho una sentencia después de meses de pelear, lo que conlleva haber gastado una cantidad "importantísima de dinero", y cuya resolución impuesta por el juez a lo mejor no podrá ser cumplida por la parte que perdió.
Recordó que muchas veces las personas, por las condiciones económicas, abandonaban su asunto, lo que iba en contra del objetivo de lograr la solución de controversias, pero más allá de ello, que fuera de manera pronta.
La mediación, insistió el juez es "encontrarse en el medio del camino, en una negociación que implique un ganar-ganar que nos genere valor, que nos genere esa voluntad de que no me vi abusado, tampoco perdí demasiado, pero el problema ya está resuelto, ya no tenemos por qué seguir desgastándonos".
 

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