*Científicos del Cinvestav estudian los cambios moleculares que ocurren en el hígado infectado para detectar los genes relacionados con la enfermedad y así prevenirla.
El cáncer de hígado es la tercer causa de muerte en tumores a nivel mundial, pero si se detecta a tiempo, la posibilidad de ser curado es muy grande, pese a ser uno de los más agresivos, señaló Saúl Villa Treviño, científico del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
En el marco del Día Internacional de la lucha contra el Cáncer, el investigador del Departamento de Biología Celular del Cinvestav señaló que es importante buscar la huella genética de la progresión del cáncer, es decir, las rutas metabólicas alteradas, por las cuales las células cancerosas se reproducen dentro del órgano y así detener su proliferación.
Este tumor crece por largo tiempo sin presentar síntomas, sólo cuando se extiende a la zona del peritoneo o a los ganglios linfáticos y comprime una víscera como el intestino o las vías biliares se puede detectar, es decir, cuando ya está muy avanzado, por lo que el paciente tiene una sobrevida de algunos meses, por ello la detección temprana es primordial, comentó el científico.
Villa Treviño detalló que su línea de investigación se basa en la prevención, por lo que estudia los cambios moleculares que ocurren en el hígado para detectar qué genes están relacionados con el desarrollo de la enfermedad.
Utilizando un animal de laboratorio al cual le induce el cáncer, se estudian las alteraciones metabólicas que ocurren durante año y medio, es decir, desde que contrae el padecimiento hasta que varios tumores invaden prácticamente todo el hígado.
El investigador Emérito del Cinvestav explicó que el hígado tiene más de 30 mil genes, y gracias al análisis de su expresión (comportamiento), se ha podido reducir en gran medida ese número, lo que acota el ámbito de estudio y facilita el encontrar a los involucrados en la generación del cáncer, lo cual garantizaría un tratamiento adecuado y posiblemente hasta una curación.
Villa Treviño alertó que el consumo elevado de bebidas alcohólicas, infecciones por el virus de la hepatitis B o C, y la ingestión de contaminantes alimenticios como la Aflatoxina, que se encuentra en algunos granos de trigo, maíz y en frutos secos, son agentes de alto riesgo en el desarrollo de cáncer de hígado,
Hizo hincapié en que afortunadamente en nuestro país no es tan frecuente este mal como en otros lugares, por ejemplo, en Asia, donde muchas personas están en contacto con la Aflatoxina, por lo que tienen cinco veces más posibilidades de contraer la enfermedad y si han sufrido la infección por virus de hepatitis B o C, el riesgo se incrementa hasta 50 veces.
Los países en vías de desarrollo tienen una incidencia mayor y en nuestro país, el estado de Veracruz es el que tiene la tasa más alta. En cuestión de género, es el quinto más frecuente en hombres y el séptimo en mujeres, destacó el investigador.
El cáncer de hígado ocurre en individuos después de los 40 años aunque como está relacionado con causas infecciosas (virus de la hepatitis B o C), su espectro de incidencia puede ser más grande, destacó el científico
La mayoría de los cánceres hepáticos están precedidos por cirrosis hepática pero no es obligatoria, pues esto ocurre en 85% de los casos, aunque no todos los cirróticos lo desarrollan. Se presume que en la cirrosis se generan nódulos de regeneración hepática que pueden ser el sitio inicial de displasias y posteriormente de cáncer, comentó Villa Treviño.
Para finalizar, el investigador del Cinvestav se refirió a uno de los mitos sobre este mal respecto a que las ondas electromagnéticas emanadas de los artículos electrónicos como el horno de microondas o teléfonos celulares, tenían efecto inductor de cáncer, sin embargo, esto no ha sido posible reproducirlo experimentalmente para comprobar su certeza.
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