Raymundo
D. Hernández Reyes
Hoy
en día todos nosotros somos fotógrafos, en los eventos, en las calles, con la
familia, en reuniones, fiestas, ceremonias, festividades, todos tomamos
fotografías o tenemos la posibilidad de hacerlo gracias a la accesibilidad a las
cámaras fotográficas, ya sean desde los celulares o las cámaras digitales.
Es
muy importante tomar las fotos y capturar esos momentos que justo representan
un gran suceso, pero ¿qué pasa después de eso, dónde quedan las fotos?,
normalmente las compartimos por correo electrónico, las colgamos en el facebook
y las demás redes sociales o simplemente las tenemos en nuestros dispositivos
móviles o fijos.
Pero
nuestras fotos están expuestas a perderse para siempre si no las imprimimos, o
si no hacemos un respaldo digital de nuestras imágenes.
La
imagen latente que se guarda en nuestras memorias digitales o discos duros, son
eso, solo imágenes latentes, que en cualquier momento pueden estar o no estar,
claro que se pueden visualizar en los diferentes dispositivos, pero si no se
imprimen es como si no existieran.
Antes
de que la tecnología digital se impusiera, muchos de nosotros cargábamos
nuestros rollos y hacíamos fotos de todo tipo, luego por alguna causa
llegábamos y etiquetábamos los rollos pero no los imprimíamos, lo dejábamos
para después, ese después muchas veces no llego.
Las
fotos se perdieron, estaban latentes y no se podían visualizar pero ahí
estaban, existían y por no imprimirse, dejaron de existir.
Hoy
en día algunas personas se me acercan y me dicen que tienen algunos rollos de
hace ocho o nueve años, me preguntan si se pueden imprimir, y en algunos casos
he visto con gusto que se procesaron con éxito y se pudieron imprimir las
fotos, la calidad disminuyó por el paso del tiempo pero se obtienen las
imágenes. En otros casos el resultado fue negativo y los rollos estuvieron
velados o las imágenes latentes desaparecieron.
En
el caso de la fotografía digital también es importante que imprimamos las fotos
que realmente queremos exponer, presentar, presumir o guardar para la
posteridad, para compartir con los amigos, con la familia, como antes cuando se
sacaban los álbumes fotográficos y los recuerdos empezaban a fluir en ese
típico ambiente cargado de nostalgia.
Mi
consejo en estos casos, es que hay que imprimir las fotos, no solo bajarlas a
las computadoras o mantenerlas en la memoria de la cámara o dispositivo móvil,
porque han sido infinidad de veces las que he escuchado decir: yo tenía fotos con
un artista, yo me tomé fotos en tal lugar, yo capturé el momento exacto en que
paso esto o lo otro, pero no hay forma de comprobarlo porque la foto nunca se
imprimió, ni se respaldo y el celular se perdió, la computadora la formatearon
o la cámara digital se descompuso y la tarjeta como ya no tenía espacio se
tuvieron que borrar las fotos.
Eso
no debe pasar, ni seguir pasando, debemos salvaguardar nuestras imágenes en los
dvds, en los cds, o los discos duros, pero como respaldo, algo así como lo eran
los negativos en la fotografía análoga. Pero también debemos imprimir, para que
la magia de la foto tangible siga perdurando.
Recomiendo
llevar las fotografías digitales a los servicios autorizados para la impresión
de las imágenes en papel fotográfico que es procesado con químicos, eso es lo
ideal en cualquiera de los sentidos, además de la posibilidad de imprimir en
diferentes tamaños, garantizan su existencia hasta por cien años.
Otra
posibilidad que encomiendo es invertir en impresión de tinta, sobre papel
fotográfico, la calidad es muy aceptable y también tiene gran durabilidad. No
recomiendo la impresión sobre papel bond porque es un papel muy fácil de destruir
y absorbe demasiada tinta resultando que los colores se observen opacos y la
imagen no se fija permanentemente, su durabilidad es muy corta.
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