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Política Al Margen

Por Jaime Arizmendi

*Los 13 Principales del PAN por un Escaño Plurinominal

*Auditorías a Nuevo Senado, Estela de Errores

Los de adelante corren mucho... Tras su derrota en la elección interna por la candidatura presidencial, Ernesto Cordero se alejó de cámaras y grabadoras para tomarse un receso. Fue hasta este sábado cuando reapareció (por lo menos su nombre), al figurar como el número uno en la relación de candidatos plurinominales al Senado por el PAN. Sino ¿de cuál otro partido?

En esa singular lista de viables próximos senadores de la República, al exsecretario de Hacienda le siguen, en ese orden: Mariana Gómez del Campo, exaspirante al Gobierno del DF; Roberto Gil Zuarth, coordinador de campaña de Vázquez Mota; Luisa María Calderón, excandidata al gobierno de Michoacán; Salvador Vega Casillas, exsecretario de la Función Pública; Gabriela Cuevas, diputada federal; y Alonso Lujambio, titular de la SEP.

Así como Laura Rojas, exdiputada federal; Héctor Larios, exdiputado federal; Dolores del Río, diputada federal; Luis Felipe Bravo Mena, excandidato al Gobierno del Edomex; María Teresa Aranda, exsubsecretaria de Gobernación; César Nava Vázquez, expresidente del PAN; Marcela Torres Peimbert, diputada federal; y Arturo García Portillo, diputado federal.

Aunque como ordena el IFE, la lista debe tener 32 nombres, la presentada por la Comisión Nacional de Elecciones del PAN sólo suma 29: 17 hombres y 12 mujeres; esto, explican, en espera de que otras panistas se interesen por aparecer como aspirantes a dicha posición; sin embargo, si se considera que en los últimos comicios sólo han accedido 13 al cargo por la vía plurinominal, es claro que no hay interés ni motivación para ello.

En esa intensión está la excandidata al Gobierno de Tlaxcala y actual diputada federal, Adriana Dávila Fernández quien ocupa el lugar 17, uno antes que el propio Francisco Javier Ramírez Acuña, exgobernador de Jalisco y actual coordinador de la bancada azul en San Lázaro.

El Consejo Nacional del PAN votó este sábado el orden del listado final de aspirantes a senador por el método de representación proporcional, según el cual se entregan escaños dependiendo del porcentaje de la votación efectiva del partido en todo el país.

Entre los situados más allá de los lugares “seguros”, en el lugar número 20 aparece el exsecretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, quien buscó infructuoso convertirse en el abanderado de su partido al gobierno de Guanajuato, nominación que perdió ante Miguel Márquez, calificado como el “delfín” del gobernador Juan Manuel Oliva.

Mientras que Cocoa Calderón, quien apenas 10 días antes había renunciado a su candidatura a la Cámara alta por voto directo; en noviembre de 2011 también fue derrotada en la debatida elección por la gubernatura del estado de Michoacán, ante el priísta Fausto Vallejo.

Otro exaspirante a la Presidencia de la República, quien ocupa el sitio número 7 de los plurinominales, es Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública de quien se sabe ha sido atendido desde hace meses por cáncer de médula ósea en un hospital de la Unión Americana; pero no se ha dado a conocer a quien lo supliría si continuara con sus problemas de salud. De acuerdo a los estatutos del PAN, una vez aprobada por el Consejo Nacional, la lista es inalterable

Los resultados electorales históricos más recientes indican que el número de panistas que han accedido al escaño oscila entre 12 y 13. Y es que mientras protestan como senadores los dos de cada estado cuyo partido obtuvo la mayoría de los votos, y entra un tercero por el instituto político que alcanzó el segundo lugar en la votación estatal; el cuarto ya no representa a cada entidad, sino accede a la senaduría a partir del recuento de la votación nacional de cada partido.

Bajo esa perspectiva, varios serán los casos de candidatos al Senado que sólo verán pasar la posibilidad de haber sido y no llegar a ser; independientemente de que ocupen el primer lugar de la fórmula contendiente. Tal es el estigma con que carga el repudiado exgobernador de Tlaxcala, Héctor Israel Ortiz Ortiz.

Aparte de que el neopanista Ortiz Ortiz encabezara un gobierno marcado por la corrupción y el nepotismo, así señalado sin ningún resquemor por la senadora Minerva Hernández entonces perredista y ahora panista, nadie ignora que Héctor hizo todo para impedirle el paso a la sí panista de siempre, Adriana Dávila Fernández, en su objetivo de convertirse primero en candidata de Acción Nacional a la gubernatura, y luego en gobernadora.

En Tlaxcala, las nefastas huestes orticistas le dieron duro a la imagen política y popular de la entonces diputada federal, en un vano intento por sacarla de la jugada electoral; y aunque desde el centro se le ordenó apoyarla, al final los tlaxcaltecas dieron la espalda al rey del nepotismo y votaron mayoritariamente por el PRI y su candidato, Mariano González Zarur.

Lo que es un hecho es que para esta contienda comicial, en busca de cobijarse con el fuero constitucional que le daría una senaduría por seis largos años, Ortiz y sus seguidores le están apostando a la desmemoria popular; pero no toman en cuenta que al derrotarlo en las urnas del 1 de julio, los otros partidos le darán el tiro de gracia y entonces sí, al enfrentar a la justicia, Dios lo agarre confesado…